lunes, 1 de julio de 2013

CICLISTAS Y SEGURIDAD VIAL



A menudo en mis viajes me encuentro con ciclistas y he tenido todo tipo de experiencias, algunas agradables, otras indignantes y algunas, afortunadamente las menos, que me han dado un susto de muerte.

Hace unos días viajé al norte de la provincia de Guadalajara para conquistar la cima de La Cebosa y en el viaje de vuelta, circulando por una estrecha carretera de montaña se produjo uno del los más bonitos episodios que me han sucedido con ciclistas; ya que al aproximarme a dos de ellos, que circulaban uno detrás del otro, el que iba detrás dio una voz al primero, amorillándose ambos al lado derecho de la calzada, haciéndome una señal con el brazo para que pasara; lo que hice con mucha precaución, atento a que no vinieran vehículos de frente y respetando una separación prudencial con los ciclistas.

Quería relatar primero este encuentro agradable, pero ahora pasaré a uno de los calificados como indignantes; que me sucedió hace meses, en mi viaje a Mallorca, en el que circulando por una carretera con arcén me encontré con un grupo de unos veinte ciclistas que circulaban ocupando más de la mitad del carril derecho, sin circular ninguno de ellos por el arcén, habiendo tráfico denso en sentido contrario, lo que impedía el adelantamiento. Lógicamente, accioné el claxon para que se apartaran, pero no me hicieron ningún caso, teniendo que circular tras ellos más de cinco minutos, a la espera de poder adelantarles. Tengo que reseñar que no se trataba de ninguna prueba ciclista señalizada como tal.

La carretera de Sa Calobra, en Mallorca, es estrecha, tortuosa y muy utilizada por ciclistas.

En ese mismo viaje a Mallorca se produjo uno de los peores encuentros con ciclistas que he tenido en mi vida y que, afortunadamente,  no tuvo consecuencias gracias a que yo circulaba a una velocidad prudente y a que los frenos de mi coche funcionan perfectamente. Ese día viajaba feliz después de haber tocado el cielo desde la cima del Puig Mayor, techo de las islas Baleares, por un tramo ascendente de una carretera de montaña cuando, de repente, en una curva me salió un ciclista invadiendo ostensiblemente el carril izquierdo de la calzada, accionando yo inmediatamente el freno, deteniéndose mi vehículo casi de inmediato, lo que le permitió al ciclista esquivarme y reincorporarse a su carril, sin llegar a colisionar por escasos centímetros.

A mi me gustaría que en todas las ocasiones, conductores de turismos y de bicicletas utilizáramos las vías públicas con sentido común, evitando abusos que solo pueden conducir a accidentes en los que el ciclista seguramente se lleve la peor parte. Por ello, voy a hacer una breve mención a la vigente normativa de tráfico referida a la circulación de ciclistas.

El vigente Reglamento General de Circulación, en su artículo 36.1 contempla que los conductores de ciclos o vehículos en seguimiento de ciclistas, en el caso de que no exista vía o parte de ella que les esté especialmente destinada, circularán por el arcén de su derecha, si fuera transitable y suficiente para cada uno de éstos, y, si no lo fuera, utilizarán la parte imprescindible de la calzada. La parte imprescindible de la calzada, no todo el ancho de ella.
En los descensos prolongados con curvas, cuando razones de seguridad lo permitan, los conductores de bicicletas podrán abandonar el arcén y circular por la parte derecha de la calzada que necesiten.Ver jurisprudencia Lo que nunca pueden hacer es invadir el sentido contrario.
El punto 2 del mismo artículo autoriza a las bicicletas a circular en posición paralela, que podrán hacerlo en columna de a dos, orillándose todo lo posible al extremo derecho de la vía y colocándose en hilera en tramos sin visibilidad, y cuando formen aglomeraciones de tráfico. En las autovías sólo podrán circular por el arcén, sin invadir la calzada en ningún caso. Lo que no está autorizado es que circulen en pelotón, constituyendo un obstáculo para el resto de vehículos.
El artículo 64 recoge la prioridad de paso de los ciclistas respecto a los vehículos de motor cuando circulen por un carril bici, paso para ciclistas o arcén debidamente señalizados; cuando  para entrar en otra vía el vehículo de motor gire a derecha o izquierda, en los supuestos permitidos, y haya un ciclista en sus proximidades, y finalmente cuando circulando en grupo, el primero haya iniciado ya el cruce o haya entrado en una glorieta. Lo que no contempla ninguna norma es que los ciclistas puedan cruzar una calzada por un paso de peatones, pretendiendo tener prioridad como si fueran a pie (lo que si sucedería si se apean de la bicicleta y la llevan de la mano).  Esta última observación sería muy recomendable que los padres se la transmitieran a sus hijos, ya que es muy frecuente que los jóvenes cometan esa infracción de tráfico que supone cruzar una calzada por un paso de peatones sin apearse de la bicicleta.
En relación a lo anterior, debemos citar el artículo 121.4 que prohíbe la circulación de los que utilicen monopatines, patines o aparatos similares por la calzada, salvo que se trate de zonas, vías o partes de éstas que les estén especialmente destinadas, y sólo podrán circular a paso de persona por las aceras o por las calles residenciales debidamente señalizadas.Ver jurisprudencia
El punto 5 de ese mismo artículo dispone que la circulación de toda clase de vehículos (entre los que se incluyen las bicicletas) en ningún caso deberá efectuarse por las aceras y demás zonas peatonales.Ver jurisprudencia Creo la circulación de niños pequeños bajo la estricta vigilancia de personas mayores con bicicletas de pequeño tamaño, a paso de persona, puede considerarse incluida en el apartado anterior; pero en ningún caso se debe tolerar la circulación de adolescentes en bicicleta a gran velocidad por las aceras y zonas peatonales, poniendo en peligro su propia integridad física y la de los peatones.